La clave para entender la agresión es ir más allá de la conducta violenta y ver la experiencia emocional del niño, así como lo que está faltando en su procesamiento o funcionamiento. La raíz de este problema es la FRUSTRACIÓN, no el "enojo", como generalmente suponemos. Lo que falta son sentimientos vulnerables y los sentimientos o pensamientos que podrían contener el impulso de atacar. Estos niños tienden a atacar cuando enfrentan algo que no pueden cambiar, no se benefician de la disciplina convencional por lo que confrontarlos, corregirlos, aplicar consecuencias o aislarlos no funciona.  Sólo si atendemos las raíces del problema se podrá resolver el problema de agresión.